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jueves, 24 de marzo de 2011

Guerra de la Independencia y Pedro Serrano


La Guerra de la Independencia Española o Guerra del Francés fue un conflicto armado surgido en 1808 por la oposición de España a la pretensión del emperador Napoleón de instaurar y consolidar en el trono español a su hermano José Bonaparte.

En 1796 Francia y España pactan una alianza después de años de guerra; en 1807 ambas naciones acuerdan colaborar en el conflicto que mantenía Francia con Inglaterra, permitiendo el paso de tropas francesas por territorio español, de camino a la conquista de Portugal, país aliado de Inglaterra. El ejército francés, a las órdenes del general Junot, penetró en España, pero, incumpliendo el pacto de amistad y alianza, tomó algunas ciudades de la franja septentrional y adoptó una actitud invasiva que condujo a muchos españoles a comprender las verdaderas intenciones de Napoleón, convertir a España en un Estado satélite. Entre el 17 y 19 de marzo de 1808 se produjo en Aranjuez un motín popular contrario al odiado primer ministro, Manuel Godoy. A causa del motín Manuel Godoy cayó preso, y el rey Carlos IV abdicó en su hijo Fernando VII que entraría en Madrid el 24 de marzo, un día después de la llegada de un ejército francés bajo el mando del Gran Duque de Berg, Joaquín Murat.

El 2 de mayo de 1808 el pueblo de Madrid se amotinó contra los invasores franceses, batiéndose en las calles contra las tropas de élite de Murat, mamelucos de Egipto y coraceros. El motín finalizó sobre las dos de la tarde, tras haber tomado los franceses el cuartel de Monteleón, último foco de resistencia.

En la tarde del 2 de mayo se encontraron en la villa de Móstoles, Juan Pérez Villamil (Auditor General y secretario del Consejo del Almirantazgo y fiscal togado del Consejo de Guerra), y Esteban Fernández de León (Superintendente de todas Rentas en el distrito de la Real Audiencia y Capitanía General de Caracas), éste último así lo relata:

“…salí de la Corte con mi familia a las diez y tres cuartos de la mañana del funesto día dos de Mayo, cogiéndome en el Puente de Toledo la terrible explosión de fuego de fusil y cañón, en cuya vista seguí al pueblo de Alcorcón, donde paré para saber por las gentes que huían de Madrid, lo que pasaba dentro.

            Bien informado de la horrible escena que se ejecutó hasta la una de la tarde, en que el Consejo de Castilla, acompañado de generales españoles y franceses, y otros personajes, anduvo sosegando al pueblo, después de haber recorrido por ellas arroyos de sangre en la desigual lucha de las tropas francesas contra el paisanaje, porque a las nuestras no se las dio orden de hacer fuego a aquéllas, salí a la tarde de Alcorcón para el pueblo de Móstoles con mi familia y acompañado de Don José Ibarra, Don Manuel García, presbítero, y Don Pedro Serrano, a quien asociaban seis soldados españoles.

            Hallamos ya alborotados a los habitantes de Móstoles con noticias de lo que pasaba en Madrid y confirmé a los dos alcaldes y a Don Juan Pérez Villamil, conocido mío, auditor, entonces, del almirantazgo, que accidentalmente se hallaba allí, a quién manifesté particularmente el verdadero proyecto de Napoleón, de que se sorprendió y apenas lo creía: más persuadido por mí de su certeza y que en consecuencia debíamos tratar ya como enemigos a los franceses, procurando alarmar contra ellos a todos los pueblos, le propuse que al efecto se pasase por aquélla justicia aviso circular a los demás del reino de la tragedia de Madrid y de la traición de los franceses, para que concurriesen armados contra ellos. Adoptó Villamil el pensamiento y en presencia mía se lo comunicó a los alcaldes que accedieron gustosamente a él, y al momento escribió Villamil el oficio que firmaron aquéllos, y a las siete de la tarde del mismo día dos de Mayo, se despachó en posta, con el enunciado Don Pedro Serrano, que se ofreció a llevarlo hasta las andalucías, de donde era natural…”

A las 7 de la tarde del 2 de mayo de 1808, Pedro Serrano emprende el camino de vuelta a su casa en Andalucía por el camino Real de Extremadura con las copias citadas para distribuirlas en los pueblos de su ruta hacia Extremadura y Andalucía. En Navalcarnero deja una copia y prosigue hasta alcanzar Talavera de la Reina en las últimas horas de la noche.

En Talavera de la Reina (Toledo) su Teniente Corregidor, Pedro Pérez de la Mula, después de leer la nota, redacta otro bando para los pueblos vecinos y se preocupa del modo de disponer los auxilios para los que se aprestan a acudir en defensa de la Villa y Corte.

El postillón Pedro Serrano terminó su heroica misión en el pueblo cacereño de Casas de Miravete, dónde cayó extenuado después de haber recorrido cerca de 200 kilómetros en sólo 24 horas, apenas parando para cambiar de caballo y seguir su camino.

Pedro Serrano recorrió en total 442 kilómetros, de Móstoles a Cumbres de San Bartolomé, en Huelva, propagando el grito de independencia del pueblo español contra la opresión del ejército invasor y contra la dejación de funciones de la acomodada aristocracia española.

El oficio que portaba decía así:

“Señores de Justicia de los Pueblos a quienes se presente este oficio, de mí el Alcalde de la Villa de Móstoles.

            Es notorio de los franceses, apostados a las cercanías de Madrid y dentro de la Corte, han tomado la defensa sobre este Pueblo Capital, y las tropas españolas; pro manera, que en Madrid está corriendo a estas horas mucha sangre; como Españoles es necesario que muramos por el Rey y por la Patria, armándonos contra unos pérfidos, que so color de amistad y alianza, nos quieren imponer un pesado yugo después de haberse apoderado de la Augusta persona del Rey; procedamos pues a tomar las activas providencias para escarmentar tanta perfidia, acudiendo al socorro de Madrid y demás pueblos, y alentándonos, pues no hay fuerzas que prevalezcan contra quien es leal y valiente, como los españoles lo son.

            Dios guarde a vuestras mercedes muchos años.

            Móstoles, a dos de Mayo de mil ochocientos ocho.

            Andrés Torrejón y Simón Hernández”.

El llamado Bando de los alcaldes de Móstoles distribuido por Pedro Serrano se extendió por todo el país provocando las primeras reacciones de indignación y solidaridad, y las primeras declaraciones a favor de un levantamiento armado general.

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