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jueves, 14 de abril de 2011

Guerrillero Serrano


José de los Mártires Serrano Valdenebro, nació el 3 de noviembre de 1743, en Cortes de la Frontera, Málaga. Era hijo de José Serrano Arjorna, natural de Grazalema, Caballero maestrante de Ronda, y de Francisca Valdenebro y Ruiz Córdova, de Cortes de la Frontera. Fue bautizado el día 5 de dicho mes y año por su tío D. Alonso Valdenebro y Ruiz, teniente cura de la iglesia parroquial de Santa María del Rosario, siendo sus padrinos Cristóbal García Valdenebro y Francisca Ruiz, su madre.

Sentó plaza en el Ejército como Distinguido, y en 1763 es elegido subteniente de Bandera, convirtiéndose en el portaestandarte de su regimiento. En 1772 es capitán del regimiento de infantería Valona de Voluntarios Extranjeros. Este regimiento sirvió en distintas guarniciones como fueron las de Zaragoza, Barcelona, Cartagena, Cádiz, Mallorca e Ibiza, donde conocería a su futura esposa, casándose en 1775 con la gaditana María Francisca Teresa Josefa Tobalina Vidal, hija del gobernador militar de las islas de Ibiza y Formentera.

Serrano pasa a incrementar los batallones de la Armada, incorporándose como capitán de Compañía, correspondiéndole la 2ª del 10º batallón de Marina, asimilado al grado de teniente de Navío. El 15 de marzo de 1777 fue nombrado segundo Comandante del Real Arsenal de la Carraca.

En agosto de 1777 se embarcó en el Navío de S.M. “El Princesa”, al mando del Capitán de esa clase Manuel Miguel de León, destino que desempeñó a satisfacción de su jefe hasta febrero de 1780. En 1779 falleció su esposa, Maria Francisca, el 2 de agosto, con tan sólo 29 años de edad, siendo sepultada en la Ermita de Nuestra Señora de la Concepción.

El 3 de febrero de 1780 fue nombrado Capitán de Fragata estando a las órdenes del Teniente General Luis de Córdova, en la Escuadra que intervino en el Canal de Inglaterra, en el Puerto de Brest y en el Cabo San Vicente, donde en el combate del 16 de enero de 1780 lo hizo contra cinco navíos británicos, de mayor porte. Serrano estaba al mando de la batería, “…la única que pudo hacer fuego y con la que contrarrestó el de los contrarios por el espacio de tres horas y media, a pesar de las muchas desgracias, que padeció aquel equipaje, averías, el bajel, y la sangre vertida de tres graves heridas que había recibido en las piernas, manteniéndose, sin embargo, con ánimo firme de morir honrosamente en su puesto, por conservar el decoro al Pabellón de V.M., pero empeñado personalmente en el riesgo de asegurar un cañón destrincado, se halló incendiado de pólvora, con 53 individuos del servicio de aquella batería, de lo que resultó la pérdida de sus manos, el destrozo de su cara y la rendición del Buque…”. Su navío fue apresado, y Serrano y sus hombres hechos prisioneros.

Serrano tardó cuatro años en sanar sus heridas, en ése periodo, en 1783, a la edad de 40 años, se casa en segundas nupcias con Doña María Alfonsa Micaela Antonia Tomasa Crespo Ortiz Quiles y Arán, de 25 años de edad, natural de San Sebastián, y vecina de Granada, huérfana, su padre, D. Miguel Crespo Ortiz, era Superintendente General de Rentas Reales de la ciudad de Trujillo. Durante éste tiempo el matrimonio se instala en Gaucín, Málaga, donde encontró el lugar preferido para compatibilizar su profesión de marino con la vida familiar a la que hacía continuas visitas, siempre que la función militar se lo permitía.

Doña María Alfonsa Crespo murió en Gaucín el 12 de abril de 1801, siendo enterrada en la sepultura que la familia tenía en la Ermita de Nuestra Señora de la Concepción

El 9 de febrero de 1789, Serrano tomó el mando del 9º Batallón de Marina, ascendiendo al grado de Capitán de Navío, y pasó a mandar el navío “San Leandro” con el que toma parte en la evacuación de la Plaza de Orán.

En 1793 se le confirió el mando del Navío “Arrogante”, desde Ferrol al frente de un convoy de seis velas sufrió un desarbolo de todos los masteleros, verga de masana y partido el timón con riesgo de perecer, llegó a Cádiz el 14 de diciembre de ese año. Con la Escuadra del General Juan de Lángara, partió hacia las costas francesas e italianas en ayuda de la escuadra gala, arribando a la Isla de Santa Margarita. A su regreso se incorporó a la Escuadra del Teniente General Federico Gravinas. Recibió órdenes de mantenerse en la Bahía de Rosas, soportando el largo sitio de la Plaza y un fuerte temporal de viento y frío que le hicieron perder cinco anclas, desarbolo del navío Arrogante, enfermedad de la tripulación y otras vicisitudes. Tras éstas refriegas, Serrano perdió la mano izquierda. Al límite de sus fuerzas, enfermo e inválido, logró llegar a Mallorca y de aquí a Cartagena, donde recibió permiso para recuperarse de las graves dolencias. Y eso hizo, retirándose a Gaucín para su reposo y convalecencia.

El 26 de octubre de 1796 es nombrado por el Rey Carlos IV Brigadier de la Real Armada. Poco después es destinado a los puestos de vigilancia y control de la ruta de la Plata (Santa Olalla y El Ronquillo). Concretamente a Santa Olalla del Cala que por este tiempo, durante la invasión francesa, se constituyó en Cuartel General de la Zona de la Infantería de Marina convirtiéndose éste pueblo en el centro de la actividad bélica de la sierra que separa Andalucía de Extremadura.

El 2 de abril de 1802, Serrano contrae terceras nupcias con Doña Buenaventura Sánchez Hernández de Villegas, natural de Trebujena y vecina de Gaucín, hija del corregidor de Gaucín, Pedro Sánchez Hernández. De éste matrimonio nació una hija, llamada María Josefa.

Permanecía de cuartel en su pueblo, cuando comenzaron a llegar las inquietantes noticias relativas a los movimientos franceses, por lo que Serrano, ávido de acción no desechó su nombramiento como Comandante de la nueva unidad que se constituía en Cádiz teniendo como base las tropas que no disponían de embarcaciones, y que tomaría inicialmente la denominación de “Legión Real de Marina”, ocupación en que se volcaría. Así tenemos que en diciembre de 1808 ya estaban formados el 1º y 2º regimientos de Marina, y salían a guarnecer los pasos en la Sierra Morena, correspondientes a los estratégicos puntos de Santa Olalla de Calas (Huelva), y las inmediaciones de La Carolina (Jaén), estableciendo su cuartel general en el primero de aquellos puntos. El 27 de febrero de 1810, Serrano organiza en Gaucín un ejército de unos 700 hombres (en realidad, todo el pueblo en armas), con toda clase de instrumentos y palos, y persigue en Jimena y Castellar, a los franceses huidos de Gaucín, teniendo un duro enfrentamiento el día 2 en Medina.

Aunque los franceses habían desplegado un gran número de efectivos para controlar la región, nunca pudieron conquistarla por completo, “…hasta el punto de que Napoleón en persona, cansado de los descalabros sufridos en la zona rondeña, organizó una campaña contra aquella ciudad serrana y la tomó. No por eso cesó la resistencia en los montes, que en continuas emboscadas siguió haciendo la vida imposible a los invasores, y contribuyó al agotamiento del ejército galo de ocupación y a su derrota final”.

En la Serranía, las altas montañas, las gargantas tortuosas y profundas y la falta de una red decente de comunicaciones, constituyeron elementos geográficos que se aliaron con Serrano y el movimiento guerrillero de la Serranía de Ronda. El tramo entre Gaucín y Atajate era particularmente peligroso y allí los franceses sufrieron numerosas pérdidas a manos de los guerrilleros conocedores del terreno y los recovecos de lo que en algunos tramos ni siquiera podía ser considerado como sendero. Hasta tal punto temían los soldados este recorrido que entre ellos lo denominaban como “el camino de la amargura”.

He ahí un modelo de guerra de guerrillas, ensayada y posteriormente puesta en práctica en combates feroces en la Serranía Meridional, o de Ronda. Algunos autores consideran como el pistoletazo de salida de la guerra de guerrillas, la emboscada que tuvo lugar el 30 de octubre de este mismo año en la localidad de Burguedo, en la terrible garganta de Pancorbo, que “viene a ser una visión de la guerra popular que llegaría a representar característicamente la lucha ibérica contra Napoleón”.

Por lo que se refiere a Andalucía, es evidente que Serrano fue el precursor de esta forma de guerrear, si no lo fue, si cabe, de toda España, dada la coincidencia de fechas con la citada gesta de Pancorbo.

El 2 de julio de 1811, Serrano fue separado del mando, escribiendo la siguiente nota:

“…la Patria lo que en el día necesita son hombres de guerra. Yo lo soy por genio, y profesión; y si alguno lo duda, sin exceptuar a los más condecorados, que se presente en la Barra. No tengo manos para pelear, las he perdido gloriosamente en las Batallas. Ni cabeza por ahora para mandar, por la misma razón. Más si es empeño de V.A. darme ocupación, sería mas análoga a mi reputación destinarme al de simple aventurero en cualquier Ejército, que a General de Departamento. Más estimo morir en el duro suelo, que es el lecho del honor, que en una blanda cama en Departamento. Los hombres de gran corazón no pueden sufrir, que otros de menos valor sean preferidos a ellos. Guerreros necesita la Nación, no Marineros. Y el destinarme a esta ocupación es cambiar los frenos, y ocasionar sin causa mi desprecio.

Me prometo de V.A. que, penetrado de mis sentimientos tendrá a bien dejarme por ahora en el reposo, y en caso de convenir atropellarle, que sea de un modo mas compatible a mi condición.

Ntro. Sr. Guarde la vida de V.A. ms. As. Cadiz y Septiembre 7, de 1811”.

El 1 de marzo de 1813 es elegido Diputado en representación de la Serranía de Ronda, circunscripción del Reino de Granada, figurando con su profesión de Jefe de Escuadra de la Armada Nacional. La jura de su escaño no la realizó hasta el 23 de julio siguiente, causando baja por sus achaques el 20 de septiembre del mismo año.

Serrano falleció en Gaucín el 6 de marzo de 1814, siendo oficialmente Gobernador militar de Cartagena.  Fue sepultado en el cementerio de Cortes de la Frontera, donde ya descansaban sus dos primeras esposas, cerca de aquellas tierras que tanto amó y en medio de los cortesanos con los que convivió.

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