La primera referencia que tenemos del apellido Serrano, data, al parecer, del año 190 a.c. de Aulo Atilio Serrano, fue magistrado romano, probablemente hijo del prétor Cayo Atilio Serrano del año 218 a.c.. Según estos datos, coinciden cuando el cónsul Publio Cornelio Escipión, padre de Publio Cornelio Escipión el Africano, se enfrentó en noviembre del año 218 a.c. a Anibal en la batalla de Tesino, dónde los romanos fueron derrotados.
Estoy leyendo la obra de Santiago Posteguillo, felicidades Santiago, Africanus el hijo del Cónsul me tiene enganchado, es una trilogía y cómo no, no pienso perderme las otras dos obras sobre Publio Cornelio Escipión, general, procónsul y senador romano. Hay que decir que la obra parece un guión de película, con títulos tan sugerentes cómo las legiones malditas, título de la segunda novela, hasta tal punto que busque algún referente peliculero en internet. También, y así lo indica en su preámbulo, la historia la traduce un poco a nuestra época para que sea más entendible, pero Santiago, cuando Casca indica que falta un minuto para empezar el espectáculo, es cierto que 1 minuto son 60 segundejos, pero en la época romana creo que no llegaban a tanto. Al margen de éstos detalles, Santiago, reitero mis felicitaciones, la obra me encanta, cómo he dicho anteriormente, me tiene ensimismado.
Y todavía más cuando averiguo que el apellido al que pertenezco, los primeros datos que tenemos sobre el mismo coinciden con la llegada de Anibal y el inicio de los enfrentamientos con los Escipiones. Quién nos iba a decir que nuestros inicios iban a coincidir con la alianza de iberos, galos y númidas contra el emporio romano, y además, nosotros formabamos parte de los vencidos en aquella época, aunque luego fue variando la cosa un poco.
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