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domingo, 3 de junio de 2012

Marcela Serrano

Marcela Serrano Pérez, escritora chilena, nació en Santiago de Chile en 1951. Hija del ensayista Horacio Serrano y de la novelista Elisa Pérez Walter (seudónimo Elisa Serrana), Marcela es la cuarta de cinco hermanas. Estuvo un año en París estudiando con dos de sus hermanas. Ha estado siempre comprometida con la realidad política de su país, siendo militante de la izquierda, y defensora de las reivindicaciones feministas porque “definirse feminista es definirse ser humano”. Tras el golpe militar del 11 de septiembre de 1973 se exilió a Roma con su primer marido, Eugenio Alberto Llona, donde trabajó para los viveros municipales durante un tiempo.

Regresó a Chile en 1977, entrando en contacto con grupos artísticos. Sobre los años pasados en el exilio, Serrano escribe: “…antes del exilio había vivido en París un año como estudiante, debe haber sido cuatro años después del 68, cuando estaban todos los gérmenes de la Revolución de Mayo en el aire, y yo me fui con dos de mis hermanas, según nosotras a aprender francés. Congelamos nuestros estudios en Santiago y nos fuimos a vivir allá. Fue una experiencia fascinante, realmente apasionante. Aprendimos francés, pero también aprendimos muchas otras cosas. Después volví a Chile y vino el golpe. Ahí me tocó el exilio italiano; nos tocaba, uno no decidía cuando era militante de un partido, y tuve un exilio en Roma. Roma en sí fue un privilegio. El calor de los italianos, la recepción que nos hicieron, la solidaridad de ellos fue una cosa maravillosa, pero tuvimos que vivir en condiciones que yo ni siquiera intuía. Yo había tenido una vida bastante regalada antes de eso, en casa de mis padres, entonces fue muy duro. Al final me volví”.

Estudió Bellas Artes en la Universidad Católica, donde obtuvo la licenciatura en Grabado en 1983. Su primera exposición la organizó en los años ochenta; trabajó en diferentes campos de las artes visuales, y llegó a ganar un premio del Museo de Bellas Artes por un trabajo sobre las mujeres del sur de Chile. Sin embargo, al poco tiempo abandonó por completo sus actividades artísticas.

Se considera una escritora tardía, “comencé a escribir a los 38 y recién a los 40 publiqué mi primera novela”, aunque de chica escribió decenas de novelas. Su primera novela, “Nosotras que nos queremos tanto”, la publicó en 1991. Fue una de las revelaciones de ese año. Esta obra fue además la ganadora del Premio Sor Juana Inés de la Cruz (1994), y también en 1994, del premio de la Feria del Libro de Guadalajara (México) a la mejor novela hispanoamericana escrita por una mujer. Dos años más tarde publica “Para que no me olvides”, que en 1994 obtiene el Premio Municipal de Literatura, en Santiago de Chile. Escribe su tercera novela “Antigua vida mía” (1995), en Guatemala. Le sigue “El albergue de las mujeres tristes” (1997). Tras múltiples ediciones de las anteriores, publicó en 1999 la novela negra “Nuestra señora de la soledad”. Su, hasta ahora, única incursión en la literatura infantil, llegó de su mano y de su  hija Margarita Maira, “El cristal del miedo”.

Vivió durante seis años en México debido a que su marido era el embajador de Chile en ese país.

En 2001, el director argentino, Héctor Olivera, llevó al cine “Antigua vida mía”, y le ofreció a Serrano que escribiera el guión, pero Marcela prefirió no hacerlo. “Nunca escribí un guión y me pareció que aceptarlo sería una forma de improvisación. Además, en ese momento estaba concentradísima escribiendo alguna novela y no tenía tiempo interno para otra aventura creativa. Al no escribir yo misma el guión, debí abrirme a que lo hiciera otra persona, con los riesgos del caso para los efectos de fidelidad. Pero es entonces cuando una hace un acto de fe en el director a quien le has entregado la novela y la dejas ir”. El guión fue escrito por Ángeles González Sinde y Alberto Macías, y la película, protagonizada por Ana Belén, Cecilia Roth, Daniel Valenzuela y Jorge Marrale.

Durante una gira de promoción de “Hasta siempre, mujercitas”, estando en un hotel de Lima en 2004, “de pronto, sintió una ráfaga intensa de palpitaciones; luego, el sudor frío y paralizante. Pensó que se moría de un ataque al corazón”. El doctor que la examinó le recomendó abandonar la gira y regresar a su casa, cosa que hizo; el diagnóstico definitivo fue “estrés severo”, y a raíz de él Marcela Serrano abandonó la vida pública durante años; reapareció en 2011 para promocionar “Diez Mujeres”. Aunque “La Llorona”, su obra anterior, vio la luz en 2008.

El argumento de “Diez Mujeres”, Pedro Gandolfo, escritor, periodista y docente en literatura,  lo resume así: “ Una destacada psiquiatra y psicoanalista, Natasha, invita a nueve pacientes mujeres a reunirse en una parcela cercana a Santiago con el propósito de que cada una de ellas (que antes no se conocían), cuente en público sus vidas en una suerte de acto final de apaciguamiento y, de ese modo, dar por concluida la terapia con una curación que tiene una cierta convergencia en la propia Natasha. Hay también una undécima mujer, una argentina que Natasha conoció de joven, cuando estudiaban en la Universidad en Buenos Aires, que es, desde hace largos años, su asistente y entrañable amiga”. Y al final de su crítica, Gandolfo da el siguiente veredicto: “Hay que señalar que Marcela Serrano tiene buena prosa, simple y clara, que se lee con facilidad. La novela, con todo, parece fracasar en su intento de retratar diez vidas distintas en 300 páginas. Son diez biografías diferentes en una sola novela, biografías que únicamente tienen en común lo señalado: ser mujeres, pacientes de Natasha y ser algo neuróticas. El arte de la biografía breve es un arte mayor, en extremo complejo, que implica una gran habilidad en la selección de los hechos narrados. El relato literario de una vida no se parece al relato histórico-biográfico y, a veces, la novela cede hacia una retahíla de hechos, que como las fechas de los reinos, van jalonando estas vidas. Así, las sensibilidades, imágenes y detalles concretos se pierden en el recuento desnudo, superficial y acelerado de los hechos. Contar el otro lado de éstos, en un relato breve, exige menos informar que apelar a la filigrana que los desfamiliariza”.

Sus novelas han sido traducidas a diversos idiomas.

Marcela Serrano es una de las figuras más destacadas de la nueva narrativa de su país y de América Latina.

El crítico chileno, Camilo Marks, señala que: “Una de las claves para explicar el éxito de Marcela Serrano como novelista es que sabe sobre lo que está escribiendo y no sólo lo hace bien, sino que convoca, con claridad y falta de afectación, algunos temas que hoy rodean al acosado mundo de la mujer contemporánea”.

Cómo me conmueven las mujeres, Cuánto me apenan. ¿Por qué una mitad de la humanidad se llevó un peso tan grande y dejó descansar a la otra? No tengo miedo de ser tonta, se dice Natasha, sé lo que digo. Sé por qué lo digo”. (Diez Mujeres, Marcela Serrano).

Marcela Serrano está convencida de que todas las mujeres tienen una misma historia que contar. Por eso las protagonistas de su última novela, “Diez Mujeres”, hacen eso, contar su vida. Unas vidas opuestas pero similares, que tejen la historia de un país, Chile, y reflejan el lugar que cada uno ocupa en la sociedad. Con este libro, Marcela Serrano vuelve a sus orígenes, a la historia de su primera novela en la que un grupo de mujeres tenían mucho que decir. Al igual que ella….