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domingo, 27 de mayo de 2012

César Egido Serrano

Estoy convencido de que el siglo XXI es el del entendimiento. La palabra tiene que ser el vínculo de la humanidad y la única forma de resolver los conflictos tiene que ser el diálogo. Esto es está en las manos de las generaciones que hoy tienen la responsabilidad del liderazgo de los países y debe ser la herencia que dejen a las próximas generaciones. Pero hay que poner recursos a disposición de esta idea. Recursos intelectuales, económicos; hay que poner energía y entusiasmo.

Sé que no es tarea fácil, lo sé pero no me falta esperanza. Tengo razones para ello. El siglo XX ha sido uno de los más sangrientos de la Historia, pero también nos ha traído algunas enseñanzas que debemos tener muy presentes. En este siglo, la conciencia, el compromiso y el convencimiento de que la palabra es el vínculo de la humanidad es lo que logró que nunca se diera la Tercera Guerra Mundial a pesar de las amenazas continuas.

Yo pertenezco a una generación de españoles que no ha hecho ninguna guerra. Un país que lleva siglos enzarzado en contiendas civiles, y en menor medida, en conflictos internacionales. Esto no es el resultado del azar y sobre ellos se asienta mi esperanza. Este es mi convencimiento. Y lo es porque mi generación jugó a los mundos imposibles y – en líneas generales – nos dio resultado. Nos aliamos con la música, escribimos consignas en los muros sobre cosas que parecían imposibles, hablábamos de utopías, antepusimos el clavel a los fusiles: la respuesta de esta generación con su ideario utópico en todo el mundo logró que lo imposible se materializara en muchos casos.

Y ha pasado el tiempo, muchas de aquellas utopías son ahora realidades. Pero queda mucho por hacer. Hay que seguir soñando y poniendo recursos a disposición de los sueños. Y este es el modesto grano de arena que aporta la Fundación: colaborar con el mecenazgo de la cultura de la paz, el entendimiento y el diálogo.

La paz ya no es un deseo, la sensatez nos lleva a la creencia de que es el único camino. He dedicado 30 años de mi vida profesional al patrocinio y al mecenazgo en toda España.

En esta área he puesto mis esfuerzos profesionales y empresariales. Esta experiencia me ha llevado a una conclusión hay tareas que necesitan de la aportación desinteresada de quienes pueden hacerlo. Es el momento que yo mismo devuelva a la sociedad parte de lo que ésta tan generosamente me ha dado. Durante estos años he sido un especialista en conseguir recursos para proyecto de estímulo cultural o social. Ahora quiero ser yo mismo quien ponga parte de mi patrimonio a disposición de eso que considero ideas justas. Esa fue la razón fundamental de crear esta Fundación, una Fundación cuya esencia es poner a disposición de la sociedad, de la cultura y el diálogo parte de mi patrimonio, de mi trabajo y de mi entusiasmo. Por ello todas las actividades y proyectos de la Fundación César Egido Serrano son financiados con recursos propios y no se solicitan subvenciones, ni ayudas a ningún tipo de instituciones, sean públicas o privadas.

Por eso todas las actividades que la Fundación va poniendo en marcha a través de su herramienta de acción están dirigidas al fomento de esas ideas. Y me gustaría que todo aquel que las haga suyas se sume a nuestra casa. Esa casa será un lugar de encuentro de esas ideas. Ideas que a muchos les parecerán descabelladas. Como hace unos años parecían realidades que hoy a nadie extrañan.” (César Egido Serrano)

La Fundación César Egido Serrano es una Fundación sin ánimo de lucro, cuyos fines son propiciar la convivencia entre culturas y religiones diferentes.

Fundada por César Egido Serrano, fue constituida el 25 de Marzo de 2009 e inscrita en el registro de fundaciones el 14 de Mayo de 2010.

La Fundación organiza el Concurso Internacional de Microrrelatos Museo de la Palabra que es el premio mejor dotado por palabra., con 7.000 € al microrelato ganador, realizando el Concurso desde el Museo de la Palabra en Quero, Toledo, que la Fundación posee como patrimonio.

En su primera Edición se recibieron 3.682 microrrelatos de 44 países diferentes, y un jurado compuesto por Cristina Alberdi, la Condesa de Latores, Shlomo Ben Ami, Juan Cruz, Ignacio Ferrando, Paloma Mayordomo, Miguel Angel Mellado, César Antonio Molina, Carmen Posadas, Javier Sagarna y presidido por el Directo del Museo de la Palabra, Alfonso Fernández Burgos, entregó el premio a la argentina María Soledad Uranga.

En la segunda Edición, se han recibido 14.253 microrrelatos de 89 países.

Recientemente, realizó una donación de ejemplares del libro “Más Allá de la Medida”, que contiene los 200 microrrelatos finalistas de la I Edición del Concurso de Microrrelatos a las Bibliotecas de Castilla la Mancha.

El Museo de la Palabra se articula como la principal herramienta de la Fundación César Egido Serrano para el logro de sus fines. La Fundación, mediante el desarrollo de actividades cuyo protagonista sea la palabra (hablada, escrita o en sus distintas manifestaciones), busca fomentar el entendimiento entre los distintos pueblos, ideologías, religiones y culturas.

El Museo de la Palabra apoya y fomenta el diálogo entre las distintas culturas, ideas, religiones y sensibilidades. El resultado y la existencia de este diálogo son en si una pieza museística.

La sede del Museo de la Palabra, una casa palacio en el corazón de la ruta cervantina, será el centro neurálgico de su actividad. Un lugar apto para el estudio, el intercambio y el encuentro. El lugar es emblema de la Fundación César Egido Serrano, una Fundación privada sin ánimo de lucro, de carácter cultural, no confesional e independiente. Una Fundación que basa sus relaciones institucionales en la colaboración mutua.

La presidenta de Castilla la Mancha (España), se comprometió a que la Junta solicite al Gobierno Central, a través del Ministerio de Cultura, que el Museo de la Palabra llegue a las Naciones Unidas. Por su parte, Egido Serrano, quien reveló que la biblioteca del museo custodia ejemplares de El Quijote traducido en 43 idiomas, insistió en que la finalidad de su Fundación se basa “en un argumentario muy sencillo, poner la palabra como herramienta para la convivencia y frente a toda la violencia”. Emocionado, defendió la importancia de la palabra y su capacidad de unir a las personas, con lo que reivindicó el lema “la palabra es el vínculo de la humanidad”. En ésta II Edición de Microrrelatos, el relato ganador ha sido “La Sopa”, de la valenciana Rosa Pastor Carballo, dotado con 10.000 $. Los tres accésit, dotados con 1.000 $ cada uno, han sido para Sonja Smolec, de Croacia, con “Night Gol”, Awward Eid Samir Sharif, de Egipto, con “Un hombre muy mayor en una bicicleta”, y Roi Daya, de Israel, con “Uno, dos, tres, cuatro y cinco”. (ABC)

Toledo, la provincia donde está enclavada la sede central del Museo, es el paradigma del entendimiento entre culturas, el ideal de la convivencia, la metáfora de que la palabra y la concordia son posibles. Toledo ha sido un crisol pacífico de las tres culturas.

En el corazón de la Mancha del Quijote, César Egido Serrano ha construido y sostiene a sus expensas, una Casa Palacio de traza renacentista, raíces castellanas con vocación universal de diálogo. Está ahí, en el lugar de donde parten los caminos de las andanzas del Quijote, con voluntad de acogida permanente a cuantas aventuras de comunicación intenten configurar un mundo más ancho, más dialogante. Un espacio para el diálogo y la comprensión. Está ahí como sede permanente de una Fundación constituida como un instrumento útil para la compleja sociedad del siglo XXI.

Situado en pleno corazón de la geografía cervantina cuenta con las infraestructuras adecuadas para el cumplimiento de sus fines. En el Museo de la Palabra nada se expone. La verdadera obra museística será aquella que se concrete como fruto de la comunicación de personas de diferentes culturas o creencias.